domingo, 7 de octubre de 2007

EL PAIS DOGON


Village de Kani-Komolé, Cercle ce Bankass. Region de Mopti

Un mundo tan diferente que parece irreal, es como entrar en un libro y en cada página descubrir algo nuevo y sobre todo, no poder dejar de leerlo disfrutando cada momento hasta el final.
Es como un pequeño mundo, olvidado, aislado, apartado y auténtico. Donde sus gentes viven ajenas al resto del mundo y solo conocen a los “toubags” que vienen a fisgonear algunos y a entender otros, como se vivió y se vive en esta parte del mundo. Un mundo dentro de otro mundo.
Un pequeño mundo donde conviven culturas y religiones diferentes, pueblos unidos por una tierra, a pesar de sus diferencias. Un ejemplo para el resto del mundo, donde no somos capaces de entender, compartir y convivir con el que pertenece a otra cultura diferente de la nuestra, con el que pensamos es diferente a nosotros...

Village de Teli, Cercle de Bankass. Region de Mopti

Sentada en el que fuera el antiguo pueblo o asentamiento de Teli con sus casas típicas, que ahora son graneros porque el pueblo se traslado hace unos pocos años abajo de la colina. Casas fantasmas que guardan toda una historia, camufladas entre las rocas de la inmensa pared de esta montaña.

Aquí arriba sentada, miro a mi alrededor e intento imaginar todo lo que fue, con la casa del hechicero, la casa de la palabra (donde los líderes debieron discutir asuntos importantes para toda la comunidad), pero sobre todo la humildad de este lugar lo inunda todo, me hace ver y comprender con que poquito viven muchos en este país y cuanto, sin ni siquiera saberlo algude ellos, poseen a la vez.


Y lo mejor del País Dogon sin duda y de toda África, la sabiduría de sus ancianos y la felicidad de sus niños. Unos por su gran experiencia y otros por la falta de ella, me hicieron olvidar por unos momentos que estaba sola y que no era más que una “toubag” para todos aquellos que veían dinero en mí solo por el hecho de ser blanca.

Casa de la Palabra. Mamadou, Salif, Bonbascar, Daouda.

Llegué en moto y partí en moto, como si se tratase de una novela de aventuras, de mi novela en Mali, saludando a todo aquel que me cruzaba en mi camino, en mi escaso lenguaje dogon, pero suficiente para hacerles sonreír y sorprenderles, porque una “toubag” estaba intentando hablar su lengua, orgullosos por ello, contestaban con alegría en sus miradas y la expresión de sus caras me transmitía una sensación de felicidad. Sencilla, sincera, fácil, sin más.


Segou!!! Se!!! ; Agapo!! Po!!! (Hola que tal?, Buenos dias!!)










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