domingo, 23 de noviembre de 2008

Motivada

Apurando los ultimos momentos del finde en la PXB

No sé porqué pero a pesar de ser domingo y acabarse el finde, me siento bien, contenta, motivada, vamos podría decir que de buen rollo. No hay un porqué especial, simplemente me siento con ganas de comerme el mundo, creo que tengo muchísima suerte de lo que pude hacer y vivir hasta el momento y de los sueños que aún estar por venir, solo por intentarlo me siento orgullosa y cada inquietud me merece un reto, una ilusión. Ojala este estado no se pudiera derrumbar pero la vida es todo un qué y lleva todo el lote incluido. De hecho sin otros estados de ánimo, seguramente la felicidad tampoco existiría.

Este finde tuve una buena dosis montserratina, a pesar de tener a mi compañera de cordada lesionada y estresada, pero no fue tanto el hecho de escalar, sino de compartir y disfrutar sábado y domingo con personas que me aprecio, de nuevo mi teoría de que el lugar puede ser guapísimo pero lo que hace que lo veas así, la mayoría de las veces, son las personas con las que lo disfrutas. A pesar de ello, he de reconocer que le heché de menos y es que como tu compañero nadie. Entonces pensé que si Mahoma no va a la montaña, la montaña deberá ir a Mahoma y tuvimos una pequeña dosis de boulder juntas para compensar. Que fácil puede ser en ocasiones compartir, disfrutar y reír con alguien a quien quieres y que complicado puede llegar a ser otras.
Hace más de dos años que escalamos juntas con algunas separaciones bien avenidas como cuando marche a África. Pero a pesar del tiempo hemos aprendido una de la otra, hemos superado baches juntas, nos hemos reído y hemos llorado también. Sé con certeza que nuestros caminos algún día no muy lejano se separaran, pero también sé que siempre será mi compañera de cordada, nadie nos podrá arrebatar esos momentos y siempre habrá una parte de mí en ella y una de ella en mí, donde quiera que estemos.

Ella es divertida, altruista, soñadora...ella es simplemente diferente.

Al publicar esta entrada, me di cuanta que pasó ya una semana, y de nuevo volvemos a estar a domingo, como corre el tiempo, nuestro tiempo, pero que suerte poder compartirlo juntas.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Ébano

A pesar que no hay nada tan maravilloso como un atardecer en África, hay un rincón en esta isla donde me sentí cerca...Mallorca 2008


Ahora hace un año ya, alguien muy especial me regalaba este libro de Kapuscinski. Durante muchos momentos en todos estos meses, pasó por mis manos, mi mirada lo encontró en alguna estantería o más de una vez releí en su contraportada una dedicatoria...pero yo lo seguía reservando para ese próximo proyecto en África, que muy a mi pesar nunca llegó. Me imaginaba disfrutandolo al atardecer en Txad, después de un día duro de trabajo en el laboratorio. Pero ese sueño se esfumó y poco a poco la idea de un volver se fue difuminando.
Pensaba por entonces, que un libro como éste, que habla de África des de dentro no se podía disfrutar sino des de la propia tierra que lo engendró, que lo vio nacer...pero me equivocaba. Es un libro fuera de estereotipos que te sumerge en un mundo que me fascina y realmente es igual donde te encuentres físicamente cuando lo disfrutes. A mi, me hizo volver a lugares donde ya estuve como las calles de Monrovia o las de Addis Abeba o las historias de las diferentes etnias entre el pueblo somalí que yo misma conocí en Djibouti, o el tren a Bamako... me hizo entender un poco más el pensamiento de todo un pueblo, el africano, o me descubrió sin tapujos el como y el porqué de conflictos bélicos y de matanzas tan espeluznantes como las de Ruanda o Liberia. Y sobre todo personalmente y salvando enormes distancias, en determinados relatos de sus historias me hizo sentir identificada, era como estar leyendo algo que yo misma había vivido, algo que había sentido...como el calor asfixiante del desierto, el color de sus mercados, como el conducir un coche sin tener idea de lo que sucederá, como el olor a sangre de los partos, el olor a afinamiento de las personas en barrios de descontroladas ciudades o en sus mediocres hospitales, la corrupción, el desprecio o el sentido de superioridad de la mayoría de los blancos hacia los negros, el llanto y las risas de sus niños, el sentirse diferente por ser el único blanco en muchos km a la redonda, el viajar con montones de ojos puestos sobre ti, la inmensidad de su territorio, las creencias de su pueblo, el no saber muy bien que es pero el saber que hay algo mágico en todo ello que te atrapa.
Pero sin dudarlo se me pusieron los pelos de punta de todo mi cuerpo cuando me sentí totalmente identificada al leer el capítulo en el que explica qué sintió y experimentó al caer enfermo de malaria. En un abrir y cerrar de ojos viaje en el tiempo y me vi en aquel avión con gran impotencia o en aquel lavabo del aeropuerto de Bruselas estirada en el suelo agotada o esa sensación de estar en una montaña de hielo entre aquellas sabanas de hospital en Atenas...él lo llama una vivencia mística, pues bien, yo hasta el momento jamás había hablado o compartido mi experiencia con alguien que hubiera sufrido malaria, así que para mi fue como compartirla directamente con el mismo Ryszard Kapuscinski.

De está manera y casi sin percatarme pasaron algunos de los días de este verano durante mi estancia en Mallorca donde Ébano me hizo regresar a ese África haciendo que las horas me pasaran volando sin recordar que me encontraba sentada bajo el sol en alguna de las rocosas calas de esta isla o en alguna de sus terrazas de su centro histórico, de tal forma que solo tras esconderse el sol volvía a la realidad donde me encontraba.

Kapuscinski buscaba la noticia y através de esa búsqueda encontró mil y una historias anónimas, yo no sé muy bien lo que buscaba pero también en África, encontré mil y una historias. En diferentes niveles sin duda, pero en muchas ocasiones leer Ébano me acercó a su autor de forma increíble a pesar de no conocerle y jamás antes haber leído nada sobre su vida o su obra.
Sin dudarlo la África que vivió Kapunscinski no es la que viví yo misma, pero quizás ahora comprenda mucho más de lo que vi, sentí y viví.
Una cosa me ha quedado clara, me encantaría vivir aunque tan solo fuera una décima parte de lo que Kapuscinski vivió...


lunes, 17 de noviembre de 2008

Una de mis obsesiones


Una noche en mi habitación de Coco base en Monrovia. Liberia 2007

En realidad tampoco es que sea un persona con demasiadas obsesiones, a parte de volver algún día a algún lugar de esa tierra que llamamos África...pero bueno más que una obsesión es una atracción por esa parte de nuestro cuerpo que va des de donde acaba la cabeza hasta donde empieza la espalda. De repente, un día me di cuenta que en diferentes momentos y lugares algo me impulsó a hacer me una foto del cuello.
Supongo que igual que unos se fijan en los ojos, en las manos o en el culo, para mi la parte más sensual de nuestro cuerpo es el cuello. Sí, realmente de manera incosciente me fijo en él, me gusta mirarlo cuando alguien está sentado, estirado o durmiendo a mi lado. Me parece que tiene algo de armónico, esbelto, es como frágil y casi siempre, excepto en algunos momentos del invierno, lo llevamos al descubierto, desnudo ante todos, aunque haya pocos que se percaten de ello.
El cuello da un toque de feminidad o de masculinidad a veces, pero sin caer en la guerra de sexos, simplemente me parece sexy y atractivo.
Supongo que una es rara hasta para estas cuestiones...pero supongo también que dicen mucho de uno mismo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

le passé et l'avenir

Montserrat, 8 nov 2008

No me da tanto miedo lo que sucederá en el futuro como el miedo que siento cuando creo olvidar ciertas sensaciones de mi pasado. Es cierto que es patológico vivir en el pasado, pero es importante saber de donde viene uno, porque muchas de esas experiencias vividas forman lo que cada uno de nosotros somos. Por eso a veces, solo a veces me encantaría volver unos segundos a algunos escenarios de mi pasado, me encantaría viajar entre dimensiones, viajar en el tiempo, para recordar como si se tratase de ayer ciertas sensaciones y no llegar jamas a olvidarlas y menos aún poner en duda que existieron.
Siento pánico irracional cuando siento que los recuerdos se difuminan en mi cabeza; el olor de mi infancia, la sonrisa de mi iaia, la voz de mi padre, el grito a la oración en medio del desierto, aquella llamada de esperanza en medio del abismo, aquel abrazo de despedida, aquellos ojos de se acabó o aquellos otros de esperanza, aquella relación en la que creíste, aquel amor por el que lloraste o aquella paz que sentiste.
Tiendo a recordar solo lo positivo, aquello que hace de forma casi automática cuando lo recuerdo, que la expresión de mi cara se relaje, las imagenes se proyecten ante mis ojos y la sonrisa se dibuje en mis labios de forma involuntaria.
Pero a pesar que uno de mis miedos es intentar recordar y no poder hacerlo, continuamente mis sentidos y mi mente están expuestos a más y nuevos estímulos y aunque me encantaría retenerlo todo, hacerlo mío, esos momentos quedarán como recuerdos recogidos en una foto dentro de algún archivo o en algún cajón, fotos como estas de este fin de semana escalando, algo que hace que ese miedo se vaya o por lo menos se aleje...

Gelida, 9 nov 2008

sábado, 8 de noviembre de 2008

This is England


Una peli brutal...

Una estética diferente asociada de manera no siempre exacta a una violencia gratuita, el pertenecer a un grupo dentro de una sociedad en la que se sienten diferentes, la amistad, la manipulación, la obsesión, la inmigración, el racismo llevado hasta la locura, los orígenes de los skinheads, el nacionalismo hasta sus últimas consecuencias...todo a pesar de reflejar la sociedad inglesa de los 80's podría trasladarse a muchas otras sociedades europeas, incluso la nuestra.


lunes, 3 de noviembre de 2008

A veces, solo a veces...

Cuando los pensamientos vagan sin control.

A veces me gustaría ser mala, bueno un poco mala, para saber decir que no y no perdonar lo imperdonable. Para saber enfadarme también con la gente que quiero.
Ojalá alguien me hubiera enseñado...

A veces me parece incomprensible, ser fuerte para intentar luchar contra lo invencible, intentar cambiar lo que es casi imposible y en cambio al mismo tiempo no ser capaz de enfrentarme y acabar de una vez por todas con aquello que duele.

A veces me gustaría perder el destino de la realidad y soñar las veinticuatro horas del día solo con todo aquello que me hace sonreir.

Después de muchos dias sin parar de llover por fin llegó el sol, en cambio a mi me invadió la tristeza, aquella que hacía mucho tiempo ya, que no tocaba a mi puerta . La dejé pasar porque ya va siendo hora de acabar este último asalto. Porque además sé que este combate está ganado, pero solo si quiero podré, solo siendo yo misma lo conseguiré.