viernes, 17 de agosto de 2007

NIMBA, viaje hacia el interior de Liberia


Si vienes a Liberia y solo te quedas con Monrovia, sin duda te estas perdiendo lo mejor de este increíbles país.

Después de dos meses en la capital intentando observar, entender y aprender para poder intentar ayudar, mi idea sobre este país cambiarían radicalmente en solo cuatro días en mi viaje hacia el interior. No, realmente no es que Nimba sea mejor o peor que Monrovia, simplemente es diferente, algo que no te puedes perder...

Es algo extraño, porque después de esos dos meses viviendo en esta ciudad, ver a través de la ventana trasera del coche como me alejo de ella, la locura de ver gente por todas partes, ruido, gritos, como el coche se va abriendo camino lentamente entre todo un mundo gris que va quedando atrás...de repente todo eso va desapareciendo y paso en pocos kilómetros de la locura y el bullicio a la más absoluta tranquilidad.

Mi viaje comienza con una calma especial pero no por ello dejo de poner los cinco sentidos en todo lo que está pasando allá afuera, porque siento que todo está aun por descubrir. Voy avanzando dentro de una inmensidad, dentro de un mundo que va más allá de lo que pueden observar mis ojos a través de la ventana...mire donde mire todo es vida, es como si el suspiro más profundo no se fuera a acabar nunca...todo es demasiado autentico, tanto que parece increíbles. En unos pocos minutos todo pasa de ser mediocre y gris a ser verde y exuberante, todo cobra fuerza y se hace más intenso. Es como si la carretera no fuera real o simplemente no tuviera que estar ahí, porque todo lo que sucede alrededor de ella es lo que le da sentido, sus gentes, sus colores, sus casas, sus mercados...pero especialmente sus niños.

A veces, cuando cierro los ojos, una sonrisa en un anciano es ternura y sabiduría, una sonrisa en un niño es inocencia y felicidad. Pero en este mundo es mucho más...es comprobar como lo simple es intenso, como la nada puede ser un todo, como la pobreza puede ser riqueza. En esta África de repente entiendes que a veces no tener nada puede ser tenerlo todo, especialmente en los niños. Ellos juegan, corren, ríen...ajenos a todo lo demás. Algunos están desnudos, otros transportan algo sobre sus cabezas, otros llevan a otros más pequeños atados a sus espaldas, llueve pero que más da, pasan coches pero que más da, es medio día pero que más da...por el momento que mas da. Deseo e intento inmortalizar ese momento de felicidad en una foto, pero ni el mejor fotógrafo del mundo podría captar todo lo que siento yo al ver todo aquello a través de la ventana y lo más increíble es que ahora ya es una parte de mi. Por eso, cuando ahora cierro los ojos veo todo en nada.


Y apenas sin darme cuenta llegó la hora del kiss movement, han pasado tres horas y a mi me ha parecido un suspiro. Cambiamos de coche en Phebe Hospital a 10km de Gbarnga, la que fuera el centro de operaciones de Charles Taylor durante la guerra y que sigue siendo hoy en día la segunda capital de Liberia. La segunda parte del camino llueve a mares y todo se desdibuja a través del cristal. No para de caer y caer agua con una intensidad brutal, pero a pesar de eso seguimos encontrando gente andando hacia no se muy bien donde ni muy bien porque, por Monrovia road, que ahora se ha convertido en una pista de patinaje llena de lodo que rebosa agua por todos lados y en esos momentos esa exuberancia, ese derroche me traslada dos años atrás a Holl-Holl, en el interior de Djibouti, donde sus gentes caminaban kilómetros y kilómetros para encontrar una gota de agua...
Sin dejar Monrovia road, por fin después de más de seis horas llegamos a NIMBA!!!

Los próximos cuatro días en Nimba se convertirán en una mezcla de sensaciones, cosas por descubrir, gente por conocer y momentos para compartir. Todo ello hará crecer dentro de mi, un particular sentimiento, que desconocía hasta ahora, hacia este castigado país que guarda en cada uno de sus rincones los secretos de un difícil pasado aunque Nimba y sus gentes parecen vivir ajenas a todo ello.

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