
Me despido de Benson Hospital, mi trabajo y de Coco Base mi casa y mi gente durante tres meses. Y todo acaba con el mismo trayecto que empezó pero con sensaciones muy diferentes.
Mientras me dirijo con el coche hacia el aeropuerto, recuerdo este mismo camino aquel 7 de junio, ahora tan lejano, siento una mezcla de tristeza y alegría, de mis ojos no pueden parar de caer lágrimas, en cambio mis labios dibujan una sonrisa y mi corazón late con una fuerza casi descontrolada.
Por mi mente se suceden imagenes de todas las vivencias de estos tres meses y paso del llanto desconsolado a la risa sin control y me siento más viva que nunca y sobre todo una persona afortunada. A pesar de ello, el pobre chofer no para de repetirme I'm sorry Esther...
Pero todo esto no hubiera sido posible sin todos mis compañeros, por ellos y para ellos...y sobre todo para compartirlo con todos aquellos que queráis conocerles.

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