jueves, 20 de noviembre de 2008

Ébano

A pesar que no hay nada tan maravilloso como un atardecer en África, hay un rincón en esta isla donde me sentí cerca...Mallorca 2008


Ahora hace un año ya, alguien muy especial me regalaba este libro de Kapuscinski. Durante muchos momentos en todos estos meses, pasó por mis manos, mi mirada lo encontró en alguna estantería o más de una vez releí en su contraportada una dedicatoria...pero yo lo seguía reservando para ese próximo proyecto en África, que muy a mi pesar nunca llegó. Me imaginaba disfrutandolo al atardecer en Txad, después de un día duro de trabajo en el laboratorio. Pero ese sueño se esfumó y poco a poco la idea de un volver se fue difuminando.
Pensaba por entonces, que un libro como éste, que habla de África des de dentro no se podía disfrutar sino des de la propia tierra que lo engendró, que lo vio nacer...pero me equivocaba. Es un libro fuera de estereotipos que te sumerge en un mundo que me fascina y realmente es igual donde te encuentres físicamente cuando lo disfrutes. A mi, me hizo volver a lugares donde ya estuve como las calles de Monrovia o las de Addis Abeba o las historias de las diferentes etnias entre el pueblo somalí que yo misma conocí en Djibouti, o el tren a Bamako... me hizo entender un poco más el pensamiento de todo un pueblo, el africano, o me descubrió sin tapujos el como y el porqué de conflictos bélicos y de matanzas tan espeluznantes como las de Ruanda o Liberia. Y sobre todo personalmente y salvando enormes distancias, en determinados relatos de sus historias me hizo sentir identificada, era como estar leyendo algo que yo misma había vivido, algo que había sentido...como el calor asfixiante del desierto, el color de sus mercados, como el conducir un coche sin tener idea de lo que sucederá, como el olor a sangre de los partos, el olor a afinamiento de las personas en barrios de descontroladas ciudades o en sus mediocres hospitales, la corrupción, el desprecio o el sentido de superioridad de la mayoría de los blancos hacia los negros, el llanto y las risas de sus niños, el sentirse diferente por ser el único blanco en muchos km a la redonda, el viajar con montones de ojos puestos sobre ti, la inmensidad de su territorio, las creencias de su pueblo, el no saber muy bien que es pero el saber que hay algo mágico en todo ello que te atrapa.
Pero sin dudarlo se me pusieron los pelos de punta de todo mi cuerpo cuando me sentí totalmente identificada al leer el capítulo en el que explica qué sintió y experimentó al caer enfermo de malaria. En un abrir y cerrar de ojos viaje en el tiempo y me vi en aquel avión con gran impotencia o en aquel lavabo del aeropuerto de Bruselas estirada en el suelo agotada o esa sensación de estar en una montaña de hielo entre aquellas sabanas de hospital en Atenas...él lo llama una vivencia mística, pues bien, yo hasta el momento jamás había hablado o compartido mi experiencia con alguien que hubiera sufrido malaria, así que para mi fue como compartirla directamente con el mismo Ryszard Kapuscinski.

De está manera y casi sin percatarme pasaron algunos de los días de este verano durante mi estancia en Mallorca donde Ébano me hizo regresar a ese África haciendo que las horas me pasaran volando sin recordar que me encontraba sentada bajo el sol en alguna de las rocosas calas de esta isla o en alguna de sus terrazas de su centro histórico, de tal forma que solo tras esconderse el sol volvía a la realidad donde me encontraba.

Kapuscinski buscaba la noticia y através de esa búsqueda encontró mil y una historias anónimas, yo no sé muy bien lo que buscaba pero también en África, encontré mil y una historias. En diferentes niveles sin duda, pero en muchas ocasiones leer Ébano me acercó a su autor de forma increíble a pesar de no conocerle y jamás antes haber leído nada sobre su vida o su obra.
Sin dudarlo la África que vivió Kapunscinski no es la que viví yo misma, pero quizás ahora comprenda mucho más de lo que vi, sentí y viví.
Una cosa me ha quedado clara, me encantaría vivir aunque tan solo fuera una décima parte de lo que Kapuscinski vivió...


4 comentarios:

Robert Camps dijo...

Pues vayase preparando "mama Africa", por que le quedan menos de dos meses para que llegue el anyo en el que realize una nueva experiencia con esa querida hija!

Porque alguien dijo... querer es poder!

xxxoooxxxoooxxx

tx dijo...

Rethse, a mi m'agradaria haver viscut una decena part del que tu has viscut. M'han vingut ganes de llegir un llibre de Kapuscinski, ja que de moment no tinc pensat viatjar a l'Àfrica. Malgrat que ara, de moment, estic massa obsesionat amb Murakami.

Sí, el somriure del meu fill és la meva llum dins de la foscor.

Molts petons
txema

morfu dijo...

Soc un amant de l'Africa ! i de les cròniques que ens va deixar Kapusinski. Has llegit alguna cosa de Nicolàs Valle ? el llibre Ubuntu es un nou llegat d'en kapusinki. He descobert el teu blog a partir del d'en Marc Vilaplana.

Salut !!!

Rehtse dijo...

Hola Morfu. És genial veure que hi ha més amants de l'Africa com jo. Practicament tota la gent que conec amb aquesta inquietud són de l'ambient sanitari, els vaig conèixer treballant i vivint en algun pais africà i molts d'ells no entenen el castellà, o sigui que se'm fa dificil compartir alguns sentiments expresats en aquest blog. Kapuscinki va arribar a mi per casualitat com moltes de les millors coses que m'han succeït, gràcies a algu que també ama Africa, i em va fascinar. Al Nicolàs Valle no el conec, però he fet una ullada pel teu blog i ja veig que el recomanas o sigui que el proper dia que vagi per La Central preguntaré per Ubuntu.
QUe vagi molt bé. Una abracada!!!!